ANTROPOLOGÍA FORENSE PARA LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD
(FINAH, 8 de setiembre)
El EAAF, organización científica no gubernamental sin fines de lucro, ha desarrollado proyectos de colaboración en 38 países, luego de su creación en 1984 como resultado del retorno de la democracia en la Argentina, que dio pie a la búsqueda e identificación de personas desaparecidas por la dictadura militar en ese país, entre 1976 y1983. A partir de entonces, el equipo apoya organizaciones de otras naciones en la investigación de casos similares.
Durante su participación en
En el caso particular de Argentina, explicó, a raíz de la represión de dictadura militar, a mediados de los '80, "de manera intempestiva se registró en los cementerios una gran cantidad de restos óseos de ciudadanos que simultáneamente estaban siendo denunciados como desaparecidos por sus familias, fenómeno que dio paso a la necesidad de investigar los crímenes del pasado mediante la aplicación de la antropología forense".
En el encuentro académico organizado anualmente por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), donde dictó la conferencia sobre el caso latinoameticano de la relación entre antropología forense y derechos humanos, aseguró que desde el punto de vista científico la tarea principal del EAAF consiste en la investigación y exhumación arqueológica de restos óseos inhumados en fosas comunes e individuales, así como el análisis del material recuperado tendiente a lograr la posible identificación de victimas, incluidas las causas y modo de muerte.
"La incursión de los arqueólogos y antropólogos forenses para el conocimiento del pasado reciente de Argentina marcó un hito incluso a nivel internacional, lo cual nos permitió colaborar con otros países que atravesaron problemáticas comunes."
Feminicidio en Ciudad Juárez
El EAAF llegó a México en
Comentó que una de las características de este proyecto en México radica en que sólo participan especialistas mujeres, a petición de los familiares de las víctimas. Además del análisis de los restos esqueléticos se efectuaron tomas de sangre de los familiares para la realización de exámenes genéticos, lo que permitió identificaciones de manera concluyente y sin margen de duda.
Anunció que el regreso a México de miembros del equipo de antropólogos forenses argentinos, previsto para esos días, fue planificado para la última etapa de la investigación, que comprende la entrega de informes y comparecencias. Comentó que durante las diversas temporadas de trabajo en este país se concretaron tareas de actualización de los protocolos del sistema forense mexicano, particularmente en la unificación de metodologías de levantamiento y registro.
"Como antropólogos, estos feminicidios nos dan un reflejo de sitios con una cultura en la cual la vida de la mujer, en especial la que es pobre y migrante, tiene poco valor. Creo necesaria la elaboración de políticas sensibles frente a las cuestiones de género", opinó Olmo.
El EAAF concretó estudios en Guatemala, Bolivia, Chile, Venezuela, Perú, El Salvador, Estados Unidos, República Democrática del Congo, Kosovo (Ex Yugoslavia), Irlanda del Norte, Angola, Costa de Marfil, Croacia y otras naciones de Europa y África.
En 2007 desarrolla proyectos en Sudáfrica, Chipre, Chile, México y Colombia, donde se harán exámenes forenses de rehenes asesinados, adelantó el especialista luego de manifestar que todavía quedan muchos lugares en el mundo en los que pasará demasiado tiempo antes de que se desarticulen los mecanismos de impunidad.
"Son los casos de Chechenia, Cachemira, Palestina e Irak, por ejemplo, donde no están dadas las condiciones mínimas de seguridad para desarrollar este tipo de estudios, sobre todo para hacer las excavaciones, que son la parte más complicada y larga de nuestros procesos de investigación", concluyó.
1 comentario:
ESTIMADA GENTE:
Soy ALEJANDRO ROMÁN . EScribo desde Costa Rica. Cédula costarricense 9074589,
antiguo pasaporte argentino Nº 9941960, antigua cédula provincial de Córdoba Nº 297521 serie C.
Teléfono: (506) 2294454
alejandr.roman@gmail.com
Antes que nada deseo expresar mi respeto por el trabajo del Señor Darío Olmo, al que sin embargo tengo que hacer una aclaración importante.
En el periódico Mundo Hispano, jueves 4 de Octubre de 2007, afirma el señor Darío Olmo que la periodista Ana Mariani, responsable del tema de Derechos Humanos del periódico La Voz del Interior, de Córdoba, Argentina, autora de un libro sobre la tragedia de 2 adolescentes y 9 jóvenes que pasaron por las aulas del colegio Manuel Belgrano de aquella ciudad, “tuvo gran sensibilidad y respeto por las víctimas, además de conocer la verdad de cada cosa que investigó”.
Yo soy hermano de Claudio Luis Román, de 16 años, que fue alumno del citado colegio, y ejecutado en “enfrentamiento” por la dictadura militar el 10 de agosto de 1976, tras su secuestro en mi casa y tras dos semanas de tortura en el Centro de Exterminio “La Perla”, Córdoba, Argentina.
La verdad es que Ana Mariani no tuvo con la Familia Román ni sensibilidad ni respeto, sino sólo insolencia y abuso. En una historia deformada y manipulada no dudó en usar nuestros nombres y fotos sin la más mínima consulta.
Copio aquí dos notas dos notas sobre nuestro caso, que ya hice llegar a Mundo Hispano sin obtener niguna respuesta:
CLAUDIO LUIS ROMÁN, de 16 años de edad, hijo de costarricenses, asesinado en "enfrentamiento" por la dictadura militar argentina el 10 de agosto de 1976
DOS NOTAS SOBRE SU CASO
Claudio fue hijo del costarricense por nacimiento Carlos Luis Román Méndez (céd. 2-154-618), y de la entonces sólo ciudadana argentina Ilda Ana Margarita Forastelli, hoy naturalizada costarricense con los apellidos Forastelli Podio (céd. 8-060-664).
La primera nota expone la esencia de la historia. La segunda desenmascara una Declaración aprobada recientemente por los Diputados de la Nación Argentina, declaración que por desgracia atañe directamente a la memoria de mi hermano asesinado y a nuestra familia.
ALEJANDRO ROMÁN . Costa Rica, cédula costarricense 9074589,
antiguo pasaporte argentino Nº 9941960, antigua cédula provincial de
Córdoba Nº 297521 serie C.
Teléfono: (506) 2294454
alejandr.roman@gmail.com
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ÍNDICE:
1) DICTADURA Y "ENFRENTAMIENTOS", "JUSTICIA" Y DEMOCRACIA
EL ASESINATO DE CLAUDIO LUIS ROMÁN , DE 16 AÑOS DE EDAD,
CÓRDOBA, ARGENTINA, 1976
2) HIPOCRESÍA Y DERECHOS HUMANOS
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1) DICTADURA Y "ENFRENTAMIENTOS", "JUSTICIA" Y DEMOCRACIA
EL ASESINATO DE CLAUDIO LUIS ROMÁN , DE 16 AÑOS DE EDAD. CÓRDOBA, ARGENTINA, 1976
Desde la sentencia dictada el 9 de diciembre de 1985 en el Juicio a las Juntas Militares, la "Justicia" argentina avala la versión oficial, dada por los bestiales militares argentinos de la última dictadura, sobre un supuesto "enfrentamiento" en el cual habría sido "abatido" mi hermano adolescente Claudio Luis Román en 1976. Esa infame SENTENCIA DE LA CAUSA Nº 13/84, CASO 526 , declara que por lo tanto la muerte de Claudio no se habría producido en condiciones de indefensión, a pesar de constar en el juicio una copia certificada de la denuncia puesta por mi padre la noche misma del secuestro ante la Seccional 13ª de policía de la provincia de Córdoba, expediente 95/47. Es sólo al final del 2006 que la familia de Claudio Luis Román se entera de esta barbaridad judicial, cuya versión digitalizada apareció en la Red no antes de septiembre de ese año (http://www.derechos.org/nizkor/arg/causa13/casos/caso526.html). Nadie nos notificó nunca a los Román que el caso de Claudio hubiera sido incluido en ese juicio contra las Juntas Militares, ni por supuesto tampoco que en 1985 el resultado de la inclusión fuera esa ignominia.
Esta parodia de justicia, que recién a tres décadas del desastre venimos a conocer gracias a Internet, se hace todavía más incomprensible si se tiene en cuenta que en 1984 el Informe de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP) ya había dedicado cuatro párrafos, en el subtítulo "Estudiantes Secundarios", a la exposición del crimen atroz cometido por el Estado Terrorista contra mi hermano Claudio. Por eso, y por lo evidente del caso, para nosotros habrían sido imposible sospechar que a un año de ese informe de CONADEP, en pleno gobierno constitucional, los jueces argentinos se habían alegremente sumado a la diabólica farsa del "enfrentamiento", fraguada por los militares asesinos.
Claudio, de 16 años de edad, fue sacado de mi casa la madrugada del 27 de julio de 1976 por el "Grupo de Tareas" del Campo de Tortura y Exterminio "La Perla". Torturado durante dos semanas, fue finalmente asesinado el 10 de agosto de ese año en represalia por la muerte de un tal cabo Jorge Bulacio, ocurrida el mismo día a manos de unos guerrilleros que ni siquiera eran de la filiación política a la que adscribía mi hermano. Claudio fue además difamado por la prensa cordobesa, que el 11 de agosto del mismo año publicó el comunicado del asesino Luciano Benjamín Menéndez, comandante del Tercer Cuerpo de Ejército con sede en Córdoba, según el cual el día del "enfrentamiento", antes de ser "abatidos", mi hermano y otro prisionero fusilado, de apellido Rodríguez, habrían dado muerte a ese pobre cabo Bulacio. Aunque el Estado Terrorista argentino de la época utilizó el método del "enfrentamiento" en otros casos, es posible que mi hermano Claudio haya sido el único adolescente eliminado por la Dictadura en esa forma.
Mi hoy difunto padre Carlos Luis Román Méndez, mi madre Ilda Forastelli y yo, Alejandro Román, entonces de 14 años, fuimos testigos del secuestro de mi hermano: nos mantuvieron encañonados contra una pared en la pieza de mis padres mientras se llevaban a Claudio. Mi hermana Marcela, que tenía ocho años, se despertó asustada cuando las bestias entraron a revisar el cuarto de los hijos. Unos 20 días después de enterrar a Claudio en el cementerio San Jerónimo de la capital provincial, el resto de la familia Román nos establecimos en Costa Rica, tierra natal de mi padre, desde donde escribo hoy esto.
Con fecha 7 de marzo de 1989, y basada a esa infame Sentencia de la "Justicia" argentina de 1985 , la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba otorga al criminal General Menéndez el Sobreseimiento Definitivo en orden a los hechos de homicidio en perjuicio de Claudio Luis Román (http://www.google.com/search?q=cache:PUGLcfoKy-4J:www .abogarte.com.ar/fiscaliacordobaindulto.htm+%22Claudio+luis+roman+mendez%22&hl=es&gl=cr&ct=clnk&cd=6 ).
Es increíble. ¿CÓMO PUEDE SER QUE LA FAMILIA ROMÁN NO HAYA SIDO NUNCA INFORMADA DE ESAS FARSAS JUDICIALES? ¿Y cómo puede ser que esa Sentencia de 1985 hable de la supuesta falta de "todo otro elemento" que confirme la inútil denuncia que la misma noche del secuestro hizo mi padre ante la Seccional 13ª de policía de Córdoba, y que consta en el proceso? ¿LOS OTROS MILES DE SECUESTROS IGUALES NO SON "OTROS ELEMENTOS" QUE CONFIRMAN QUE LA DICTADURA MILITAR ACTUABA PRECISAMENTE ASÍ? ¿La despreocupación total de la policía por buscar a los secuestradores no es acaso completamente coherente con la instauración de "zonas libres" para que los "Grupos de Tareas" actuaran a sus anchas? ¿Y cómo puede ser que como "prueba" de la versión de "enfrentamiento" se cite el comunicado que el diario La Voz del Interior le publicó al sanguinario militar Menéndez el 11 de agosto de 1976?
PARECE QUE EL MÉTODO DEL "ENFRENTAMIENTO" FUE FINALMENTE EL QUE MEJOR RESULTADO LES RINDIÓ A LOS COBARDES MILITARES ASESINOS. Menéndez, Videla y toda la caterva de degenerados se deben estar desde entonces lamentando de no haber usado el mismo procedimiento para los miles de Desaparecidos: tendrían menos problemas hoy con la reapertura de los juicios por crímenes de lesa humanidad.
ABSURDO SOBRE ABSURDO, ESPECIE DE HUMOR PERVERSO. Ya vimos que según los criminales militares de Luciano Benjamín Menéndez, el 10 de agosto de 1976, pocos minutos antes del "enfrentamiento", mi hermano Claudio y el otro muchacho ejecutado junto a él, habrían dado muerte al cabo Jorge Bulacio. Y sin embargo, el documento donde hemos leído acerca del Sobreseimiento de 1989 a Menéndez, expone también que ese mismo militar, en declaración indagatoria realizada el 11 de Marzo de 1986 ante el CONSUFA en la Ciudad de Buenos Aires, "hace referencia al caso de Eduardo Daniel Porta, diciendo que en 1979, había sido condenado por el Consejo de Guerra a la pena de muerte por el homicidio del cabo Bulacio. Dicha sentencia fue recurrida y en el año 1984 Porta recupera su libertad". Para terminar de pintar el imposible cuadro: hoy en día, en 2007, Luciano Benjamín Menéndez está siendo procesado por un homicidio cometido a mediados de 1977 en perjuicio de José Carlos Perucca, al que los mismos militares acusaron también de participar en el asesinato del cabo Jorge Bulacio (http://www.clarin.com/diario/2006/02/07/elpais/p-01001.htm ). Pero resulta que Perucca pertenecía, AL CONTRARIO DE MI HERMANO CLAUDIO, a un ínfimo grupo ultraizquierdista no montonero, llamado Poder Obrero (http://www.rionegro.com.ar /arch200408/12/n12j01.php ).
Desgraciadamente, desde la cortísima edad de 13 o 14 años mi hermano mayor Claudio Luis Román sí había caído, como yo mismo en mucho menor medida, en la red de fanatización y reclutamiento montada por guerrilleros montoneros como Mario Eduardo Firmenich, Vaca Narvaja y Galimberti, cobardes criminales que no se detuvieron ni ante la minoría de edad de los estudiantes de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, de Córdoba, adonde los Román asistíamos. Al final de 1975, cuando mi hermano Claudio tenía sólo 15 años de edad, pocos meses antes de su secuestro y asesinato, los Montoneros llegaron al colmo de llevarlo a entrenarse en armas a las sierras de Córdoba. ¡UNA ORGANIZACIÓN GUERRILLERA TERRORISTA CON UN FRENTE "REIVINDICATIVO" EN COLEGIOS SECUNDARIOS! Aunque sólo por eso fuera, Firmenich y sus secuaces deberían pudrirse en la cárcel. Esos delincuentes ofrecieron al Estado Terrorista la perfecta "justificación" de que al adolescente Claudio Luis Román había que eliminarlo antes de que se convirtiera en un guerrillero de verdad.
El militar asesino Luciano Benjamín Menéndez quería cobrar con creces la muerte del cabo Jorge Bulacio aquel 10 de agosto de 1976, y como probablemente creyó en un primer momento que el ataque había sido obra de los Montoneros, decidió sacrificar de manera "pública" a mi hermano Claudio, quien además con sus 16 años de edad era, entre todos los entonces detenidos en el Centro de Exterminio, la víctima más "indicada" para esa venganza, porque según he averiguado con bastante certeza el cabo Bulacio era también muy joven: no tenía más de 18 años.
Graciela Susana Geuna, sobreviviente del infierno de La Perla (ver Legajo CONADEP 764), menciona haber visto en ese Centro de Tortura y Exterminio a mi hermano Claudio. Además de dar características físicas bastante precisas como su alta estatura, corta edad y ojos celestes, lo llama "el delegado de la Unión de Estudiantes Secundarios del Colegio Manuel Belgrano", y menciona el apellido "Romani", casi exactamente el nuestro.
Talvez a estas alturas ya no debería sorprender lo que militares sádicos y asesinos pueden hacer e hicieron con el poder absoluto en las manos. Más inesperado es que el Poder Judicial argentino, bajo el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, haya secundado la cínica y delirante versión de "enfrentamiento" dada por el Estado Terrorista, y que la infame Sentencia de 1985 cite como "prueba" de esa versión un comunicado publicado en el periódico cordobés La Voz Del Interior por la Dictadura Militar, más precisamente, por el mismo asesino Menéndez, comandante del Tercer Cuerpo de Ejército de la época y organizador del Centro de Tortura y Exterminio "La Perla".
PD: el 22 de marzo de este año 2007 la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación (SDHN), dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación Argentina, respondió positivamente a nuestro pedido de que dicha Secretaría se presente como parte querellante en la búsqueda de justicia por los crímenes cometidos por el Estado Argentino en perjuicio del adolescente Claudio Luis Román: crímenes de secuestro, tortura, asesinato y difamación. En correo fechado 3/7/07 el abogado contratado por la SDHN para la provincia de Córdoba, doctor Santiago Llinas Mathieu, nos informa que está trabajando exclusivamente en el caso de Claudio Luis Román, y que en el plazo de una semana nos haría saber sus conclusiones preliminares. Sin embargo, desde ese 3 de julio de 2007, tanto el Doctor Llinas Mathieu como toda la Secretaría de Derechos Humanos dejan total e inexplicablemente de responder a los correos de la familia Román. Es como si hubieran recibido alguna orden superior de no dar continuidad a la tramitación del caso.
ALEJANDRO ROMÁN . Costa Rica , cédula costarricense 9074589, antiguo pasaporte argentino Nº 9941960, antigua cédula provincial de Córdoba Nº 297521 serie C . Teléfono (506) 2294454.
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2) HIPOCRESÍA Y DERECHOS HUMANOS
Está hecho, consumado. Los Honorables Diputados de la Nación Argentina lo aprobaron, a pesar de mis cartas de protesta que no sé si más de dos o tres Legisladores habrán leído: ya es "de interés de la Cámara" un insultante, irrespetuoso y mediocre libro, al cual el mismo criminal y cobarde Mario Firmenich no tendría nada que objetar . Sucedió el 14 de marzo de este año 2007. La autora del Proyecto ( 5.264-D.-2006 .), Diputada Norma Morandini, me dirigió antes un par de respuestas "fraternales" en las que se negaba rotundamente a dar marcha atrás en sus intenciones. Ana Mariani, la periodista "investigativa" que perpetró el librito en cuestión, es en Córdoba empleada de La Voz del Interior, baluarte de la libertad de expresión que no me publicó, por supuesto, ni una línea de mis denuncias contra esta última burla a la tragedia de mi familia. Me gustaría saber cuántos de los Honorables Legisladores leyeron el mamarracho que declararon "de interés de la Cámara", y cuántos se hicieron la indispensable pregunta acerca de la consulta previa con los familiares de las Víctimas, la elemental pregunta acerca de las fuentes de un libro que están convirtiendo en una especie de historia oficial.
Por esas ironías del destino, hace treinta años, La Voz del Interior, donde hoy trabaja y anuncia su publicación Ana Mariani, también le cerró las puertas a mi hoy difunto padre, el costarricense establecido en Córdoba Carlos Román Méndez, que pedía un mínimo rincón en las páginas para denunciar el secuestro de mi hermano mayor Claudio Luis Román, de 16 años de edad, a manos de un "grupo de tareas" del Tercer Cuerpo de Ejército. Mi padre era incluso empleado de ese diario, en la función de corrector de pruebas. La respuesta de Luis F. Remonda, entonces director y copropietario, fue más o menos: "Mire Román, si yo puedo hacer algo por usted o por su familia, con gusto, pero no me pida que haga algo que perjudique a la familia de La Voz". A los pocos días, dos semanas después de que mis padres y yo encañonados contra una pared viéramos cómo se llevaban a mi hermano, La Voz del Interior del 11 de agosto de 1976 publica el comunicado del comandante del Tercer Cuerpo con la versión oficial de "enfrentamiento", en el que Claudio Luis Román habría sido "abatido" el día anterior.
La Vida por Delante" se intitula la insultante obrita de Ana Mariani, mujer muy preocupada por los Derechos Humanos, al igual que su admiradora la Diputada Morandini. La autora Mariani pretende hacer un relato "testimonial" sobre 11 víctimas mortales del Terrorismo de Estado: eran dos adolescentes (uno de ellos mi hermano Claudio Luis Román) y nueve jóvenes. Todos ellos pasaron por las aulas de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, colegio secundario perteneciente a la Universidad Nacional de Córdoba. Menos mi hermano Claudio, "abatido" en "enfrentamiento" por "las fuerzas legales", las otras 10 víctimas engrosan hoy la lista de Desaparecidos.
En el plano personal y familiar, con por ejemplo la manipulada falsificación de amistades, sentimientos y preferencias de mi hermano y de mis padres, la insolencia de Mariani es brutal y abundante, no se detiene ante el más mínimo respeto. Pero como son ofensas que el lector general no puede detectar ni resentir, en esta denuncia concisa me limito a un ejemplo: en página 177 la periodista llega a inventar un ridículo diálogo, según ella ocurrido la noche misma del secuestro, entre mi hermano y los animales del General Luciano Benjamín Menéndez que venían a llevárselo al infierno del Centro de Tortura y Exterminio llamado La Perla. Mi madre Ilda Forastelli de Román y yo, hoy los dos únicos testigos sobrevivientes de aquella noche, no fuimos entrevistados ni se nos informó ni pidió autorización para nada. También mi hermana Marcela tenía evidentemente derecho a ser consultada antes de la publicación, aunque fuera entonces muy chica y casi no conserve recuerdos.
Pasemos a otro plano, perfectamente accesible a cualquier lector. Para nosotros es irresponsable e inaceptable el tono general de la obrita, tono nostálgico de la militancia revolucionaria adolescente, donde " Maoístas, peronistas, marxistas, radicales, trotskistas (...) contestatarios, idealistas. Con 14 o 15 años" ( p.39) quieren "cambiar el sistema". Por supuesto que en ninguna parte Mariani aclara que la famosa Unión de Estudiantes Secundarios era para los Montoneros un centro de reclutamiento y fanatización de menores de edad. Todavía 15 años tenía mi hermano Claudio, cuando al final de 1975 energúmenos de la calaña de Firmenich, Vaca Narvaja y Galimberti llegaron al colmo de iniciarlo en el entrenamiento de armas de fuego, ofreciendo así al Estado Terrorista de 1976 la perfecta "justificación" de que había que eliminarlo antes de verlo convertido en un guerrillero de verdad. Además, es claro que la continuidad organizacional UES-Montoneros habría bastado y sobrado como excusa para las atrocidades de militares degenerados como Videla y Menéndez, aun en el caso de que Claudio nunca hubiera visto una pistola.
La UES era una de las "Agrupaciones Político-Reivindicativas" dependientes de la "Organización Político-Militar Montoneros", pero tenía una particularidad notable: ¡estaba integrada por menores de edad! Las demás "Agrupas" eran Juventud Peronista (JP), Juventud Trabajadora Peronista (JTP), Juventud Universitaria Peronista (JUP)... Todas se estructuraban en los tres escalones siguientes: Periferia, Activistas y Militantes. Venía después el grado intermedio de Milicianos, cuyos miembros ya no pertenecían a la UES, JUP, etc., pero tampoco eran todavía "Montoneros" propiamente dichos, "honroso" título este que en palabras de mi propio hermanito Claudio había sido alcanzado por unos pocos cientos de "compañeros" en el país. Esos Montoneros propiamente dichos eran los que vivían en la clandestinidad total, situación que sospecho hacía aumentar la probabilidad de sobrevivir después a las anónimas cacerías nocturnas organizadas por el Estado Terrorista; además tenían armas, y algunos hasta pastillas de cianuro, dos cosas que llegado el caso extremo servían para evitar la mesa de tortura.
Pseudónimos, "tabicamiento", citas móviles, compartimentación, pintadas, bombas panfleteras, lecturas donde se relataba la toma montonera del cuartel de Formosa, consignas bestiales donde se pedía la cabeza de Villar y Margarides... Y no estoy discutiendo aquí si Villar y Margarides merecían o no ser ejecutados. Estoy hablando exclusivamente de la "revolución" a la edad de 14 o 15 años, tema que a la irresponsable de Ana Mariani no parece despertarle más que nostálgica admiración. En aquel desquiciado ambiente, que vivíamos como un emocionante y "adulto" juego, crecíamos mi hermano mayor y yo, alumnos del colegio Belgrano, tan fatalmente propicio para las "agrupaciones político-reivindicativas" de los guerilleros. Sólo 13 años de edad tenía yo mismo, Alejandro Román, cuando entré a la "Periferia" de la montonera Unión de Estudiantes Secundarios.
Por supuesto que la periodista Mariani, tiene derecho a valorar de forma diferente aquella época y, por ejemplo, denunciar sólo al Estado Terrorista. No tiene derecho, sin embargo a apropiarse de nuestros nombres y fotos en esa publicación tan cómoda para los Montoneros, que son corresponsables del suplicio de mi hermano adolescente Claudio Luis Román. Y no me vengan con que estoy apoyando la "teoría de los dos demonios". Nada peor puede haber que el poder del Estado como maquinaria del asesinato, la tortura y la desaparición de miles de personas. Ni cuantitativa ni cualitativamente son comparables los dos demonios. Pero eso no nos impide señalar la parte de responsabilidad de Firmenich y compañía en la desgracia de nuestra familia.
Sin embargo, ya está hecho. Ya es "de interés" de la Honorable Cámara esa publicación ilegal, falaz e insolente, que deforma la trágica historia de los Román, y utiliza sin autorización los nombres de todos nosotros, más un par de fotos familiares que alguna vez cometí el error de copiar a una ex alumna de nuestro colegio... En ninguna parte del libro se dice que la familia directa de Claudio Román no fue entrevistada, y hay incluso al final un agradecimiento colectivo a los familiares "de los once jóvenes desaparecidos y muertos" (p. 203), que deja la engañosa impresión de que también nosotros los Román habíamos sido consultados. Eso es deshonestidad pura. La periodistita esta decidió que podía actuar exactamente como si los Román no existiéramos. Y los mismos pasos siguió la Diputada Norma Morandini.
Con la aprobación del Proyecto Morandini, el Estado Argentino consuma la última arbitrariedad contra nosotros. En 1976: secuestro, tortura, asesinato de Claudio y su difamación pública con la canallesca mentira de que minutos antes del "enfrentamiento" él habría dado muerte a un tal cabo Jorge Bulacio, en realidad ultimado por unos guerrilleros que por lo que he podido averiguar ni siquiera eran Montoneros ( ver el procesamiento del teniente coronel Guillermo Bruno Laborda http://www.google.com/search?q=cache:LjbO_3d3hjoJ:www.clarin.com/diario/2006/02/07/elpais/p01001.htm+cabo+bulacio+perucca+%22bruno+laborda%22&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=cr o http://www.rionegro.com.ar/arch200408/12/n12j01.php ). Después, el 13 de diciembre de 1985, durante el juicio a las Juntas Militares, la Sentencia de la Causa 13/84, caso 526, avala la versión de "enfrentamiento" dada por los militares a la prensa, a pesar de que en el mismo proceso judicial consta la denuncia de secuestro presentada por mi padre pocos minutos después del hecho ante la Seccional 13a. de la Policía de la Provincia de Córdoba, expediente 95/47 (ver http://www.derechos.org/nizkor/arg/causa13/casos/caso526.html ). De esa infame Sentencia nos enteramos por Internet recién en el año 2006. Asimismo en Internet, y también en 2006, leímos: "Con fecha 7/3/89, la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, resuelve, conforme fuera solicitado por la Fiscalía de Cámara, SOBRESEER DEFINITIVAMENTE a Luciano Benjamín Menéndez en orden a los hechos de homicidio en perjuicio de Mirta Irene Demichelis, Rafael A. Grimald y de Claudio Luis Román Méndez ". La dirección es: http://www.google.com/search?q=cache:PUGLcfoKy-4J:www.abogarte.com.ar/fiscaliacordobaindulto.htm+%22claudio+luis+roman%22&hl=es&gl=cr&ct=clnk&cd=7 (Curiosamente, ahí mismo se lee una declaración indagatoria de Menéndez "realizada ante el CONSUFA en la Ciudad de Bs. As, con fecha 11 de Marzo de 1986", según la cual la muerte del cabo Bulacio, difamatoriamente atribuida a mi hermano y a otro joven ejecutado el 10 de agosto de 1976, fue también usada por los militares en 1979 para condenar en Consejo de Guerra a un tal Eduardo Daniel Porta, quien con la llegada de la democracia recuperó la libertad)
Para colmo de males, la Senadora cordobesa Haidé D. Giri presentó en su respectiva Cámara el Proyecto de Declaración (S.- 3.114 /06) análogo al aprobado el 14 de marzo por los Diputados de la Nación. Mis cartas y llamadas telefónicas a ella y otros Senadores quedaron sin respuesta hasta el 8 de mayo de este año, cuando recibí por fin un único correo de la Senadora Giri, quien tampoco se muestra dispuesta a retirar su propuesta de Declaración. ¿Irán a ser también los Senadores tan irrespetuosos de las víctimas de Videla y Firmenich, al punto de aprobar ese Proyecto?
La insultante obrita de Ana Mariani, hoy de "De Interés" de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina, fue publicada en Córdoba, agosto del 2006, por Ediciones del Boulevard . En la solapa de la contratapa se enlistan "Otras Obras de Esta Editorial": son 10 títulos, entre los cuales aparece "Algún Cordobés", escrito por la misma diputada Norma Morandini .
ALEJANDRO ROMÁN . Costa Rica, cédula costarricense 9074589, antiguo pasaporte argentino Nº 9941960, antigua cédula provincial de Córdoba Nº 297521 serie C .
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