"Cuando la España cristiana medieval atravesaba un periodo de oscurantismo en el que ni siquiera se planteaba ningún tipo de higiene y mucho menos personal, la Córdoba musulmana contaba con más de seiscientos baños árabes públicos, herederos de las termas romanas.
Lugar de descanso, de reunión social y política, en ciertas regiones el hammam constituye, especialmente para las mujeres,
una de sus distracciones favoritas y todo un ritual generador de belleza y sensualidad,
al tiempo lugar donde mejor se desvanece cualquier desigualdad de índole social."


12.10.07

María Teresa Fernández de la Vega





III ENCUENTRO DE MUJERES LÍDERES IBEROAMERICANAS


La vicepresidenta primera del gobierno español inauguró con este discurso el encuentro celebrado en Madrid, entre el 1º y el 9 de octubre, con vistas a la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, programada para noviembre en Chile.


Señoras y señores. Queridas amigas.

Hace 76 años, un día como hoy, un primero de octubre, se reconocía por primera vez en España el derecho de las mujeres a votar. Por primera vez las mujeres teníamos derecho a elegir, a participar en la decisión política de este país. Es un día que está grabado con letras de oro en el libro de la lucha por la libertad de las mujeres españolas.

Es difícil expresaros cuánto significa para mí, cuánto me alegra como mujer y como feminista poder celebrar este aniversario encontrándome con vosotras, con mujeres que deciden, que lideran, mujeres comprometidas, resueltas a construir, a cambiar las cosas. Creo que no podíamos haber escogido un día más cargado de significado para celebrar este encuentro.

Hemos cambiado mucho desde aquel primero de octubre. Entonces sólo había tres diputadas en las Cortes; dentro unos meses, gracias a la paridad, al principio de presencia equilibrada, alcanzaremos por fin uno de los objetivos que se propusieron aquellas mujeres que tanto lucharon por todas nosotras: tener el lugar que nos corresponde en la Cámara que representa a todo el país, tener la capacidad de decidir en pie de igualdad, como exige la justicia más elemental, sobre los asuntos que nos afectan a todos y todas, como mujeres y como ciudadanas.

Es esa misma convicción de que sólo avanzamos en libertad y justicia desde el compromiso, desde la participación pública, la que impulsó hace tres años a la Fundación Carolina y el Instituto de la Mujer a promover una hermosa idea, un excelente proyecto, establecer una red de mujeres iberoamericanas que permitiera aumentar el conocimiento recíproco y que nos sirviera de apoyo para trabajar en todo lo que nos une.

Este encuentro expresa de la mejor manera posible ese proverbio anglosajón que dice que todas las cosas buenas tienen al menos una tercera ocasión. Tras la celebración de los dos primeros encuentros, se ha acumulado experiencia y energía para seguir fortaleciendo este vínculo. La presencia de todas vosotras hoy aquí es la mejor expresión de la voluntad de su consolidación y continuidad.

Por eso, quiero agradeceros muy sinceramente vuestra presencia y felicitar a la Fundación y al Instituto por su gran trabajo.

Vivimos un tiempo de grandes oportunidades para las mujeres. Gracias a la lucha y el trabajo de décadas, la exigencia de que la igualdad de género no sea un derecho teórico sino real y efectivo forma parte de la agenda política de las naciones iberoamericanas.

Así lo pudimos comprobar, hace escasas semanas, en la X Conferencia Regional sobre la Mujer en América Latina y el Caribe, a la que tuve el gusto de asistir en Quito el pasado mes de agosto.

El Consenso de Quito recoge un ambicioso conjunto de compromisos en materia de igualdad que tienen como eje central la participación de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, restituir a las mujeres en su derecho a participar, a ser escuchadas, a ocupar las posiciones de poder, influencia y responsabilidad pública de las que han sido ancestralmente apartadas.

Hacerlo así, como he dicho en alguna ocasión, no es políticamente correcto, sino sencillamente justo. Nunca se debe perder de vista que eliminar las discriminaciones y promover una igualdad plena entre hombres y mujeres es la realización de una exigencia básica de respeto a la dignidad y la autonomía de las mujeres. Es una exigencia de justicia.

Si tenemos los mismos derechos debemos tener las mismas oportunidades de ejercerlos libremente. Pero lo cierto es que las estructuras sociales han dificultado sistemáticamente las aspiraciones de las mujeres de acceder a bienes y oportunidades en pie de igualdad.

Desmantelar ese lastre discriminatorio que limita el libre desarrollo de la mitad de la población requiere, ante todo, toma de conciencia de la injusticia y una voluntad decidida y constante de ponerle fin.

Y esa voluntad de transformación de la realidad se alimenta no sólo con ideas sino, sobre todo, con presencia. En efecto, las políticas de igualdad, para ser eficaces, no pueden ser sólo políticas de ideas sino que deben ser, también, políticas de presencia.

Es necesario que el espacio público se llene de mujeres que las defiendan, que mantengan en la agenda la meta de conseguir una sociedad plenamente igualitaria.

La democracia tiene como promesa fundacional el que todos cuenten y cuenten por igual. Por eso, exigir igualdad es profundizar el compromiso democrático de nuestras sociedades. Por eso, eliminar los obstáculos y promover el acceso de las mujeres es democratizar las esferas políticas, sociales y económicas.

Defender la paridad, o en términos más precisos el principio de presencia equilibrada, tanto en la representación política como en todos los ámbitos de poder es un ejercicio obligado de decencia democrática y a la vez un medio importante para conseguir una mayor igualdad en la sociedad.

La práctica de la democracia dota a los ciudadanos de la posibilidad de formar sus valores, de establecer sus prioridades, de comprender mejor los retos colectivos. En este sentido, el debate público tiene una función constructiva de nuestra visión del mundo, de las ideas que compartimos y los horizontes de sentido sobre los que trazamos el destino colectivo.

Pero ese debate debe ser impulsado por los dirigentes políticos desde la serenidad, buscando lo que como sociedades nos une y no lo que nos separa. Y también desde la responsabilidad, la responsabilidad de no lanzar a la arena del debate público democrático ocurrencias que están fuera de la ley, y por tanto, abocadas a discurrir por callejones sin salida. Por eso, la única mano que nunca puede temblar es la que aplica la ley y la Constitución. Y esa es precisamente la mano que nunca ha temblado al Gobierno.

Amigas y amigos

Iberoamérica vive hoy un momento prometedor. Se suman años de crecimiento económico, basado en factores más estables y sostenidos, y la democracia es una realidad asentada. Es un tiempo de esperanzas y expectativas de la ciudadanía que no pueden frustrarse. Por eso, es urgente afrontar como tarea prioritaria combatir la elevada desigualdad que padece la región y garantizar un umbral mínimo de oportunidades a todas las personas.

En Iberoamérica urge poner en marcha políticas sociales que alivien la pobreza, combatan la exclusión y hagan avanzar la justicia. En España, como sabéis, las políticas sociales han constituido el centro de la acción del Gobierno.

Nuestro objetivo ha sido claro: facilitar recursos a quienes menos tienen, hacer posible y real la igualdad de oportunidades, extender la protección del conjunto de la sociedad a aquellos de sus miembros que más lo necesitan.

Lo hemos hecho así desde el mismo comienzo de la legislatura y a lo largo de toda ella. Ha sido una tarea constante y sostenida. Empezamos elevando las pensiones más bajas, multiplicando las becas y subiendo el salario mínimo, y apenas hace unos días presentábamos un amplio conjunto de medidas destinadas a facilitar el acceso a la vivienda y anunciábamos la próxima creación de 40.000 plazas de guardería para niños de cero a tres años.

Pues bien, ahora se nos tacha de electoralistas. Y yo me pregunto ¿Qué día, en qué fecha hay que dejar de trabajar a favor de los ciudadanos para no ser electoralista? Sinceramente, no lo sé. Lo que sí sé es que a algunos les gustaría mucho que el Gobierno se quedara quieto. Algo que, por supuesto, no vamos a hacer, porque vamos a seguir hasta el último día trabajando y cumpliendo los compromisos que hemos asumido con los ciudadanos. Ellos y su bienestar son lo que realmente importa y a su servicio, al servicio de los ciudadanos, vamos a seguir hasta el final.

Y es que estamos convencidos de que la pobreza, la exclusión, la injusticia social pueden evitarse si existe una firme voluntad política, construida democráticamente a través de la participación activa de la ciudadanía.

Para ello resulta necesario que todas las voces puedan escucharse, especialmente, las voces de los ignorados y los excluidos, y en esa tarea el liderazgo de las mujeres tiene mucho que aportar y debe desempeñar un papel crucial.

Estoy convencida que el acceso masivo de las mujeres a la esfera pública, el logro de la paridad, tendrá unas consecuencias transcendentales que podremos valorar en unos años. Porque con nuestro acceso a posiciones de responsabilidad no solamente se hace justicia con las mujeres sino que es toda la sociedad la que avanza.

Creo que las mujeres, cuando ocupan o desempeñan un puesto de responsabilidad en un ámbito de poder bien sea político, económico, informativo o científico, en cualquier espacio de toma de decisiones, están capacitadas para aportar algo nuevo y positivo, una visión innovadora y creativa.

El ejercicio del poder por las mujeres supone un tipo distinto de liderazgo, un liderazgo más deliberativo, que sabe escuchar y ponerse en el lugar del otro, un liderazgo que se basa en la comprensión y el diálogo, que rehuye las primeras impresiones prejuiciosas y busca las razones que sirvan a todos, que incorpora valores y prácticas más humanos y eficaces para el mundo que vivimos.

El liderazgo femenino ofrece nuevos modelos más igualitarios, abre nuevos horizontes de posibilidades y contribuye decisivamente al cambio de mentalidad en la sociedad, dejando atrás los prejuicios y estereotipos seculares.

Se trata de un estilo de liderazgo más democrático que contribuye a que los resultados de la deliberación y la toma de decisiones sean de mayor calidad, más integradores y sensibles a la realidad.

Las sociedades que avanzan en igualdad se enriquecen. La plena incorporación de las mujeres a todos los ámbitos es el mayor motor de crecimiento económico y progreso moral. Por eso, la igualdad no es un asunto de mujeres sino de todos y así debemos hacerlo ver.

Las políticas de igualdad no pueden ser sólo sectoriales, sino que deben atravesar todas las áreas de gestión de los asuntos públicos.

La igualdad de género debe ser una ocupación permanente tanto de los responsables públicos como de la ciudadanía y para que eso sea así es imprescindible contar con nuestra voz, es fundamental que la mujeres asumamos el liderazgo que nos corresponde, es necesario imprimir en la opinión pública la conciencia de que el verdadero progreso es cosa de todos, de hombres y mujeres, sin exclusiones ni privilegios.

Sin duda, tenemos muchos retos por delante. Debemos conseguir que la igualdad sea la regla en el espacio público pero también en el privado, en el ámbito doméstico y familiar.

No podemos permitir que los prejuicios y los estereotipos salgan del ágora y se refugien en casa. No podemos consentir que se perpetúe la desigualdad en las labores que tradicionalmente se han asignado a las mujeres.

Debemos promover activamente una cultura pública de la co-responsabilidad en la que las tareas de cuidado se asuman equitativamente, también, por los hombres.

Debemos, en definitiva, seguir trabajando para alcanzar un nuevo pacto social en el que las relaciones sociales sean plenamente igualitarias.

Queridas amigas.

Estamos discutiendo en estos momentos nuevas propuestas para la cohesión social, eje central de la próxima cumbre iberoamericana, y es fundamental hacerlo teniendo en cuenta la situación de las mujeres. La integración de la mujer cohesiona, su exclusión fractura. El futuro de las sociedades iberoamericanas pasa, sin duda, por que sepa apoyarse sobre los hombros de sus mujeres, mujeres libres, seguras de sí mismas, con autoestima y confianza.

Un futuro de integración y progreso que tiene en vosotras a las mejores valedoras. Sabéis que cuando las mujeres actúan, la sociedad progresa. Sabéis que cuando una mujer decide, un prejuicio se marchita y una esperanza florece: la esperanza de una sociedad mejor, la sociedad por la que llevamos siglos luchando, la sociedad que nos merecemos como iguales en derechos y oportunidades.

En aquel primero de octubre de hace 76 años, Clara Campoamor se dirigió a las cortes diciendo que “la mujer será indiscutiblemente una nueva fuerza y no hay sino que empujarla a que siga su camino”

El reto es ambicioso pero los ideales son robustos, el compromiso firme y las mujeres, fuertes.

Ánimo y buen trabajo. Muchas gracias.



CONCLUSIONES


(Fundación Carolina, 9 de octubre) Las cien mujeres iberoamericanas y españolas, reunidas en la Casa de América, presentaron un documento con propuestas decididas para avanzar en la Agenda Iberoamericana por la Igualdad, las cuales se verán en la próxima Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en noviembre, en Chile. Las participantes instan a los presidentes, jefes de Estado y de Gobierno a “la promoción de políticas de igualdad para el empoderamiento y la autonomía de todas las mujeres, promoviendo la paridad en los tres poderes del estado y la erradicación de cualquier forma de exclusión (…)”


El encuentro, organizado por la Fundación Carolina, en coordinación con el Instituto de la Mujer, fue clausurado por la secretaria de Estado para la Cooperación Internacional, Leire Pajín, quien animó a todas las mujeres a seguir luchando en todos los frentes hasta suprimir la última barrera de desigualdad. Invitó a las participantes a trabajar con “imaginación y determinación”. Leire Pajín afirmó que los nuevos retos mundiales también tienen rostro de mujer: las migraciones, la seguridad mundial y el cambio climático.

Las participantes, procedentes de 19 países iberoamericanos y España, abordaron entre el pasado 1 y 4 de octubre debatieron en torno a siete grandes temas que enfrenta la mujer en la actualidad: Democracia participativa, ciudadanía de las mujeres y paridad; Niñas a la escuela, mujeres al saber; Economía, Estado y empleo; Globalización, migración y mujeres; Salud, dignidad y derechos reproductivos; violencia contra las mujeres y Nuevo Pacto por la Igualdad. De este debate surge el comunicado final, que puede suponer un impulso definitivo a la agenda por la igualdad. El documento final íntegro es el siguiente:


CONSIDERANDO la importancia de las Cumbres Iberoamericanas para el cumplimiento de una agenda de igualdad y desarrollo social, saludando la reunión de las Ministras de Igualdad y la Participación de las Mujeres -que tendrá lugar el 11 y 12 de octubre en Santiago de Chile- y contemplando el consenso ya alcanzado en Quito.

VALORANDO la diversidad de nuestras naciones y pueblos.

TENIENDO EN CUENTA que la democracia sólo podrá consolidarse con la participación efectiva de mujeres y hombres, solidez de las instituciones, respeto a la diversidad étnico-cultural con vigencia universal de los derechos políticos, civiles, culturales, económicos y sociales.

REAFIRMANDO la importancia de los compromisos internacionales de derechos humanos y la erradicación de racismo e exclusión étnica, incluidos los derechos sexuales, los derechos reproductivos, y el derecho a una vida libre de violencia y de discriminación

Las participantes del III Encuentro de Mujeres Líderes Iberoamericanas, INSTAN a los Presidentes, Jefes de Estado y de Gobierno a:

  • Integrar de manera prioritaria en la agenda iberoamericana las políticas de igualdad para el empoderamiento y la autonomía de todas las mujeres, promoviendo la paridad en los tres poderes del Estado y la erradicación de cualquier forma de exclusión, y asimismo prever los mecanismos de monitoreo y medición de impacto, con participación de la sociedad civil.
  • Incrementar la representación política de las mujeres en las delegaciones nacionales a las cumbres, hasta lograr la paridad.
  • Adoptar medidas orientadas al respeto y protección de los derechos de las mujeres migrantes y sus familias, previniendo y sancionando enérgicamente la trata, el tráfico de personas y la explotación sexual.
  • Ejecutar políticas co-educativas de calidad, con especial atención a las afro-descendientes e indígenas para asegurar su plena participación ciudadana, su inserción en el mundo laboral y en el desarrollo de la ciencia y las nuevas tecnologías, y enérgico combate a los estereotipos que consagran las desigualdades de género.
  • Fomentar el empleo de calidad para las mujeres en todas las franjas de edad, combatiendo todas las formas de discriminación.
  • Asegurar la redistribución y equidad económica para alcanzar la igualdad de trato y de retribución de las mujeres en el mercado laboral.
  • Promover la cultura de los derechos humanos para la convivencia ciudadana y la resolución de conflictos.
  • Establecer las leyes necesarias para que las mujeres ejerzan con toda libertad sus derechos reproductivos, y tengan la asistencia médica que respalde sus opciones, con plena soberanía sobre sus cuerpos y el ejercicio de su sexualidad.
  • Promover todas aquellas políticas que erradiquen la violencia contra las mujeres y protejan eficazmente sus derechos individuales y el acceso a la justicia.
  • Garantizar un Estado e instituciones laicas, abiertas y respetuosas de los derechos humanos de las mujeres.
  • Ratificar los acuerdos y convenios de Naciones Unidas, que supongan un avance en la igualdad entre mujeres y hombres, y en la eliminación de toda forma de discriminación, así como reiterar los compromisos asumidos por los Estados y su cumplimiento en materia de derechos humanos y democracia.
  • Incorporar la perspectiva de género en todos los proyectos de cooperación internacional, y apoyar iniciativas gubernamentales y de la sociedad civil para la igualdad de las mujeres.
  • Diseñar y ejecutar políticas públicas transversales que promuevan la igualdad entre los sexos, en todos los ámbitos y en todas las actividades, tanto en el Estado como en la sociedad civil.


SE PROPONE:

  1. QUE EN LA DECLARACION FINAL DE LOS JEFES DE ESTADO SE RATIFIQUE EL CONSENSO DE QUITO Y EL COMPROMISO CON LA IGUALDAD DE LAS MUJERES Y LA DEMOCRACIA PARITARIA.
  2. LA REALIZACIÓN DE UNA MESA DE GENERO Y DEMOCRACIA, PARA QUE EL FORO CIVICO -EN EL MARCO DE LAS CUMBRES- RECOJA PROPUESTAS PARA LA IGUALDAD EN IBEROAMERICA. Madrid, 4 de octubre de 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿De que habla esta vicepresidenta?, aún no conozco mujer política que innove, todas hacen la misma política que los hombres, al menos todas las que conozco y conocemos.
¿Habla de los excluídos? solo los nombra cuando le interesa hacerlo, en España no solo no se reduce la población excluida, sino que aumenta. La exclusión cada vez es más exclusión, más pobreza.
Con los excluídos que levantan campamentos de chabolas, la única actuación visible de alcaldes y alcaldesas, es la del desmantelamiento por la fuerza bruta de esos asentamientos, nunca la de sustituirlos por viviendas y trabajo.
¿Subidas de las pensiones más bajas? Bien, si subir 3 euros una pensión mínima es para ella mejorar las condiciones de una multitud de ancian@s y ponerlos en listas interminables para conseguir que les lleven la comida a casa o vayan dos horas a limpiarle (muchos de ellos han muerto cuando le toca el turno, mi padre murió en la espera).
Podría seguir con cada uno de los temas de los que habla esta señora, pero creo que para muestra sirve un botón.
Y es que es lo que yo digo, el sistema es el sistema, ¿que más da quien lo gestione? Sra. de la Vega, a otro perro con ese hueso, que yo ya no lo muerdo, sé que no hay nada que rascar.


"La cultura es mucho más rica cuando más mezclada está; los países mestizos tienen ventajas sobre los más homogéneos porque es la diversidad la que nos enriquece. La cultura no puede ser única ni cerrada, pues hay una polinización que ha venido del lejano Oriente, al Oriente próximo, y de ahí a Occidente. La literatura, por ejemplo, se mueve por las autopistas del viento."
(Juan Goytisolo, Barcelona)