La iniciativa –que llega este año a su quinta edición– está promovida por la Comunidad de Sant’Egidio y cuenta con el apoyo de las principales asociaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, reunidas en la World Coalition Against the Death Penalty (entre las que figuran Amnistía Internacional, Ensemble contre la Peine de Mort, International Penal Reform, FIACAT, etc).
Roma, Nápoles, Bruselas, Madrid, Ottawa, Berlín, Barcelona, Florencia, Reggio Emilia, Venezia, Ciudad de México, Buenos Aires, Puerto Rico, Austin, Dallas, Amberes, Viena, París, Copenhague, Estocolmo, Bogotá, Santiago de Chile, Abidján, Lomé, Conakry, Maputo, Windhoek, Dakar, Prage… 500 ciudades pequeñas y grandes ya se han convertido en “Ciudades por la Vida – Ciudades contra la Pena de Muerte”.
Todos sus monumentos simbólicos (el Coliseo de Roma, la Plaza de Santa Ana de Madrid, el Obelisco central de Buenos Aires, el Palacio de la Moneda de Santiago de Chile, el Atomium de Bruselas, la Plaza del Rey de Barcelona, etc.) se iluminarán y formarán un amplio frente moral mundial para pedir que se paren todas las ejecuciones capitales.
La pena capital en el mundo se utiliza en un número cada vez más reducido de países y dicha tendencia muestra un comportamiento constante en el último cuarto de siglo. Sin embargo anacrónicos reclamos a su reintroducción en Europa, o justificaciones inaceptables a favor de su aplicación en Irak, así como el largo camino todavía por recorrer para alcanzar su abolición universal, requieren una tenaz y decisiva acción para la afirmación de la civilización del derecho y de la defensa de la dignidad del hombre.
Se han producido avances del frente abolicionista entre la opinión pública y las clases dirigentes incluso en países mantenedores, como Estados Unidos, donde se ha abierto un amplio debate sobre la constitucionalidad de la inyección letal, y en algunos importantes países de Asia (Taiwán y Corea del Sur).
En Japón, un nutrido grupo de parlamentarios ha propuesto una moratoria de las ejecuciones. Recientemente incluso en China, país que ostenta el récord de ejecuciones (aproximadamente unas 5.000 al año), se han producido movimientos importantes, como la decisión del Tribunal Supremo de reservarse la potestad de aplicar la pena capital, decisión que se espera que pueda limitar el número de ejecuciones en un futuro próximo.
Por otra parte, hay que recordar la abolición aplicada en un país importante como las Filipinas, donde la Presidenta Arroyo, con el apoyo del Parlamento y de la Iglesia católica, anunció el fin de las ejecuciones.
México, durante 2006, ha aprobado la muerte de la pena capital, marcando un punto de no retorno decisivo para toda América Central y Latina.
África, a pesar de sufrir más que otros continentes por los conflictos y la pobreza, se distingue por una tendencia positiva tanto en la disminución constante del número de ejecuciones como en el aumento de los países que aplican una moratoria de facto.
Antes de 2002 diez países africanos habían abolido de iure la pena capital (Sudáfrica, Angola, Cabo Verde, Costa de Marfil, Djibuti, Guinea-Bissau, Mauricio, Mozambique, Namibia y São Tomé y Príncipe).
Otros diez se consideran abolicionistas de facto (Benín, Burkina Faso, República del Congo (Brazzaville), Gambia, Madagascar, Mali, Níger, República centroafricana y Togo). En más de la mitad de los países africanos nadie es ejecutado. Incluso Liberia y Senegal forman parte desde hace unos años del grupo de países abolicionistas, mientras que en el resto del continente africano son varios los países que están haciendo progresos significativos: Ruanda, Marruecos, Zambia y Malawi.
En esta dirección se han abierto nuevas estrategias y visiones comunes desde que se celebró el Congreso “Africa for life”, que bajo iniciativa de la Comunidad de Sant’Egidio reunió en Roma en noviembre de 2005 a doce ministros de justicia del continente y a juristas y políticos europeos.
África y las ciudades africanas continuarán estando entre los protagonistas de la próxima Jornada Mundial de las Ciudades por la Vida – Ciudades contra la Pena de Muerte prevista para el 30 de noviembre de 2006.
En esta Jornada, 500 ciudades por la vida se unirán idealmente para manifestar codo con codo su NO conjunto a la pena de muerte y para afirmar con su voz, la expresión de una auténtica cultura y civilización de la vida. ¡No Justice Without Life!
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